Antonio aún trabaja en el mismo banco en el que lo pasó tan mal hace algún tiempo. Angustiado por el acoso al que estaba sometido, pidió la baja voluntaria. Cuando en la compañía lo entrevistaron para conocer los motivos de su marcha, se derrumbó. Confesó que llevaba más de un año sufriendo el acoso de un superior. Éste se relacionaba con normalidad con todos sus compañeros, mientras que a él ni siquiera lo miraba.
Cuando el acosado acudió a pedir ayuda al jefe de su jefe, él le pidió que no lo molestara. En este caso no hizo falta recurrir a los tribunales: una vez comprobado que había existido acoso, la empresa pidió al empleado que se quedase y se despidió a los dos jefes. Antonio es gay y se demostró que su orientación sexual había sido el detonante del maltrato.
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